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Y él tomó su parábola, y dijo:

De Aram me trajo Balac,

Rey de Moab, de los montes del oriente:

Ven, maldíceme á Jacob;

Y ven, execra á Israel.

¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?

¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?

Porque de la cumbre de las peñas lo veré,

Y desde los collados lo miraré:

He aquí un pueblo que habitará confiado,

Y no será contado entre las gentes.

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